Que ver en Albania: 15 destinos imprescindibles en los Balcanes

Albania es uno de esos destinos que todavía conservan un aire de misterio y autenticidad en los Balcanes. Durante décadas, estuvo aislada del turismo internacional debido a su régimen comunista, lo que ha contribuido a que muchas de sus joyas sean aún relativamente desconocidas para la mayoría de los viajeros. Sin embargo, en los últimos años, este país ha comenzado a abrirse al mundo, mostrando una belleza natural impresionante, una historia fascinante y una cultura vibrante que invita a ser explorada.
Este destino ofrece una mezcla perfecta entre historia antigua, tradiciones arraigadas y paisajes que parecen sacados de un cuento. Desde playas de aguas cristalinas y ciudades medievales hasta montañas imponentes y valles verdes, que ver en Albania resulta casi infinito. La variedad de lugares y experiencias que se pueden vivir en un recorrido por el país es realmente sorprendente, especialmente si se tiene en cuenta que en realidad es un territorio pequeño, pero con un gran potencial turístico. La recomendación general es dedicar al menos una semana o, mejor aún, entre 7 y 12 días, para recorrer su ruta circular en coche, permitiendo así disfrutar de cada rincón sin prisas y sumergirse en su esencia.
Viajar por Albania significa adentrarse en un mundo donde la historia se mezcla con la naturaleza en un escenario único. La capital, Tirana, representa el pulso moderno del país, con espacios vibrantes y cambios en su skyline que reflejan un país en constante transformación. Situada en el corazón de Albania, Tirana es una ciudad que sorprende por su energía, su arte callejero y sus monumentos históricos. Pasear por su Plaza Skanderbeg o visitar la Mezquita Et’hem Bey invita a entender el rico pasado otomano y las influencias culturales que han moldeado su identidad. Además, lugares como el Bunkart 2, que relata la historia de la Guerra Fría en Albania, o el Monte Dajti, accesible mediante teleférico, ofrecen panorámicas impresionantes que dejan huella.
Pero Albania no solo es la capital. La ciudad de Berat, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se destaca por sus casas otomanas y sus vistas desde la colina del castillo. Sus calles empedradas y sus numerosos miradores hacen que pasear por aquí sea como retroceder en el tiempo. Sin alejarse demasiado, encontramos las termas de Banjat e Benjes en el Parque Nacional del Abeto de Hotova, un lugar perfecto para relajarse, especialmente si el clima acompaña. En el lado sur, Gjirokastra cautiva con su arquitectura de casas torre y su impresionante fortaleza, siendo un ejemplo vivo de la historia otomana en la región.
La naturaleza también tiene un papel protagonista en el itinerario. El Blue Eye, un manantial de aguas turquesa que parece salido de un cuento, es uno de esos paisajes que dejan sin aliento. Rodeado de un bosque frondoso, su visita requiere respeto por las normas de baño, pero la belleza que ofrece es incomparable. De igual modo, el Parque Nacional de Butrinto revela una historia milenaria a través de sus restos arqueológicos, que abarcan desde épocas romanas hasta bizantinas, ofreciendo un recorrido por diversas civilizaciones. La Riviera Albanesa, con su litoral de calas de aguas cristalinas y acantilados dramáticos, es perfecta para quienes buscan playas menos comerciales y más auténticas, con pequeñas localidades como Ksamil, Saranda o Himare, que conservan un encanto especial.
Las ruinas de Apolonia en Iliria despiertan la curiosidad de quienes disfrutan de la historia clásica y arqueología, siendo un espacio que revuelve la imaginación con sus monumentos y museos. Kruje, la ciudad natal de Skanderbeg, es un punto clave para entender la resistencia contra el Imperio Otomano, con su castillo y su bazar lleno de artesanías tradicionales. Shkodër, ubicada cerca de los Alpes Albaneses y el lago homónimo, combina cultura, naturaleza y historia en un solo lugar, mientras que los fiordos del lago Koman y las rutas de senderismo en el Valle de Valbona y Theth ofrecen experiencias inigualables para los amantes del trekking y la aventura al aire libre. En definitiva, Albania se presenta como un destino que combina propuestas diversas y sorpresas en cada rincón, invitando a los viajeros a descubrir sus secretos y a enamorarse de sus paisajes y cultura.
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